martes, 11 de noviembre de 2014

Suaréz Real


Hay una imagen extraña del delantero uruguayo Luis Suárez como barcelonista. O la había, al menos, hasta el pasado sábado por la tarde. En su vuelta al fútbol real, tras cumplir con los cuatro meses de sanción que la FIFA decidió imponerle tras su affaire mundialista con Giorgio Chiellini, el barcelonismo pudo por fin comprobar que su fichaje estrella de la presente temporada existe y es de verdad. Porque durante el tiempo transcurrido desde que se anunciara su contratación por parte del FC Barcelona y su esperada vuelta al terreno de juego en partido oficial, Suárez deambuló como alma en pena sobrevolando el imaginario azulgrana como un refuerzo inexistente. Convertido en una incógnita rodeada de ciertos síntomas certeza que no hacían sino acrecentar la ansiedad por ver llegar el momento de su estreno.
Luis Suárez se convirtió el sábado, a eso de las seis de la tarde, en una realidad para el barcelonismo. Superó su triste y pesado deambular por ese lugar imaginario en el que uno redime sus pecados y se presentó en el Bernabéu vestido de corto y azulgrana para redondear, junto a Messi y Neymar, un ataque que promete sartenadas de goles y virtuosismo ofensivo para regalar. Dejó bien pronto muestras de su exquisito nivel, cuando desequilibró el eje defensivo madridista con un atinado cambio de juego de derecha a izquierda, templado y mimoso, para habilitar a Neymar en el gol culé. Apenas había tocado un par de balones. No necesitó más. Pero tampoco pudo hacer más.
Mermado en sus condiciones físicas tras la prolongada inactividad, Suárez se diluyó como el resto de sus compañeros ante las embestidas madridistas. Así como únicamente precisó de tres minutos de juego para tirar de colocar un balón donde el desarrollo de la jugada lo pedía, la exigencia del más alto ritmo competitivo acabó demostrando que al uruguayo aún le resta mucho, en lo físico y en lo que a para ser el futbolista decisivo y voraz que el barcelonismo espera. De momento, para ir empezando y abriendo boca, al menos es ya un futbolista real.